Era de un
jardín sonriente,
Era de una
tranquila fuente de cristal,
Era a su
borde asombrara,
Una rosa
inmaculada de un rosal.
Era un viejo
jardinero que regaba sin cesar,
Con esmero
por la cuya rosa que florecía sin esmero.
En la orilla
el viejo jardinero paso,
Y la rosa
dulcemente de su tallo separo,
Al notar que
el jardinero sonreiría sin cesar,
Por esa rosa
sin pensar.
Rosa, la más delicada,
Que por mi
amor cultivada,
Un deseo
impaciente,
Mas regarte ha
sido un placer.
Grande grande... La Rosa, el Jardinero y desde luego Mónica.
ResponderEliminarBuen blog