Estoy acostumbrada a perder, conozco millones de personas y
ninguna me deja huella pero de repente conozco algunas y se quedan ahí, a pesar
de lo malo y lo bueno.
Pasan muchas personas por mi camino, personas que cría merecía
la pena o que parecían hacerlo y luego se convierten en muros sin habla, en
espuma que se la lleva el viento y desaparece de mi vida.
Son muertos, que ya no existen, que pasan de mí y huellen
corriendo, son peldaños que no ven lo que se pierden, son meteoritos que pesan
y no tiene alma.
Pero ya estoy acostumbrada ya esos meteoritos no me hacen
daño, porque yo sigo mi camino por donde pueda andar y cogerlo, donde pueda
cogerlo y que no se escape, porque la verdad sea dicha y es que si un camino se
queda conmigo siempre, hay plantare mi corazón.
Porque yo me quedare con las personas que estarán hay tanto
como lo bueno como lo malo, y las que valoran lo que hago, hay sí que plantare
mi corazón.
Son peldaños sin espíritus, son fantasmas sin ojos, estoy
arta de hablar a muros sin habla más de una vida entera, estoy arta de que solo
esa conversación tenga una caducidad y solo dure 10 minutos y luego se esfume.
Para eso no hagas el esfuerzo de hablarme, esquívame, sepárate
de mí, como yo lo haré de ti y voy a seguir mi camino sin ti.
Y eso es lo que me pasaba antes...
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